Andrés odia las matemáticas. Un día, al salir del colegio, decide dar un paseo por el bosque. Allí encuentra una gran piedra de color verde que resulta ser Berto, un dragón matemático. Berto es tan capaz de resolver cualquier tipo de problema matemático como de hacer sorprendentes tartas. El dragón invita a Andrés a merendar en su cueva mientras conversan sobre fracciones.
—¡Vamos, pasa, no seas tímido! Está un poco oscuro, pero dentro se filtra la luz entre las rocas y se ve con claridad.
[...]
El dragón sirvió una enorme tarta de nata y chocolate.
—A mí no me gusta la nata.
—No pasa nada, no la comas si no quieres. Como ves hay más chocolate que nata, y ahora vamos a marcar los trozos con un cuchillo. ¿Qué nos sale?
—Pues salen cuatro trozos de chocolate y dos de nata.
—Es decir que si nos comemos solo el chocolate nos habremos zampado 4/6 de la tarta.
—Dime, dragón, 4/6 no es natural, ni siquiera entero. Es otro tipo de número y existe porque lo acabo de comprobar. ¿Cómo se llama?
—Es un número fraccionario y surge de la necesidad que tenemos de medir para comparar. Así sabré, glotoncete, que no has comido más tarta que yo.
Mario Campos Pérez: Andrés y el Dragón Matemático.
Editorial Laerte